Por Mangata / 17/10/2025
La nueva ley de ciudadanía italiana y la injusticia con quienes esperaban en la fila del consulado
“Hice todo bien, esperé años en la fila… ¿y ahora perdí el derecho?”
Esa es la pregunta que miles de argentinos, chilenos y otros descendientes de italianos se han hecho desde la entrada en vigor de la nueva ley italiana que limita el reconocimiento de la ciudadanía por descendencia.
Durante años, muchas personas siguieron al pie de la letra lo que el propio Estado italiano establecía: inscribirse en la fila del consulado, esperar el turno y, cuando llegara el momento, presentar toda la documentación.
Pero el tiempo pasó, los consulados acumularon retrasos de más de una década, y la tan esperada convocatoria nunca llegó.
Ahora, con el cambio de la ley, los consulados han suspendido todos los turnos y muchos de estos descendientes descubrieron que, simplemente, ya no podrán presentar su solicitud de ciudadanía italiana.
Qué cambió con la nueva ley de ciudadanía italiana
La Ley n.º 74/2025, que entró en vigor en marzo de 2025, modificó profundamente el reconocimiento de la ciudadanía “ius sanguinis”, es decir, el derecho transmitido por la sangre.
A partir de esta norma, solo los hijos y nietos de ciudadanos italianos nacidos en Italia pueden solicitar el reconocimiento por vía administrativa.
Además de la limitación generacional, los consulados italianos en todo el mundo suspendieron temporalmente todos los turnos para la presentación de documentación, sin importar la generación del solicitante.
Esta suspensión afectó incluso a quienes estaban inscriptos desde hace años, con toda la documentación lista, la investigación genealógica realizada y las partidas actualizadas.
Un cambio que penaliza a quienes hicieron todo correctamente
Lo más injusto es que quienes siguieron las instrucciones oficiales del propio consulado — inscribiéndose, esperando y organizando documentos — ahora se encuentran sin ninguna protección.
Estas personas no abandonaron el proceso, no perdieron plazos y no cometieron errores.
Fueron perjudicadas por la lentitud del Estado, algo totalmente fuera del control del ciudadano.
Desde el punto de vista jurídico, esta situación vulnera principios fundamentales del ordenamiento italiano y europeo, como:
- El principio de seguridad jurídica, que impide que los cambios legislativos perjudiquen situaciones ya consolidadas.
- El principio de confianza legítima, según el cual el ciudadano tiene derecho a confiar en las reglas establecidas por el propio Estado.
- La responsabilidad administrativa, ya que el retraso de los consulados no puede generar perjuicio a quien actuó de buena fe.
El derecho no puede retroceder para castigar al ciudadano
La doctrina italiana y recientes decisiones de la Corte Constitucional reafirman que una nueva ley no debe aplicarse retroactivamente para afectar derechos en formación.
Estar regularmente inscrito en la fila consular — con inscripción válida, protocolo y comprobación — constituye precisamente una situación jurídica en formación, creada y reconocida por la propia administración italiana.
Por ello, existen fundamentos sólidos para sostener que quienes estaban en las filas tienen derecho a que su solicitud sea evaluada según las normas anteriores, especialmente frente a la inercia del Estado.
La vía judicial como alternativa legítima
Ante la suspensión de los turnos y la imposibilidad de continuar por la vía administrativa, la vía judicial surge como el único camino posible para muchos descendientes de italianos que estaban en la fila del consulado.
En estas acciones, el argumento principal es que:
- El ciudadano cumplió con su parte, inscribiéndose y preparando toda la documentación;
- El Estado incumplió al no garantizar el avance del trámite dentro del plazo establecido por la ley;
- Y ahora, con la nueva ley, esa demora resultó en la pérdida de un derecho legítimo.
El Poder Judicial italiano puede ser convocado para analizar casos como estos, en los que exista prueba de buena fe y demostración de que el solicitante cumplió con todos los requisitos consulares antes del cambio legislativo. En estos procesos se busca reconocer la validez del derecho con base en los principios de seguridad jurídica y confianza legítima, evitando que el ciudadano sea perjudicado por la demora administrativa.
Quién puede recurrir a la Justicia
Este camino es especialmente recomendable para quienes:
- Estaban inscriptos desde hace años en la fila de un consulado italiano;
- Poseen comprobante formal de la inscripción (correos electrónicos, protocolos o comprobantes del sistema consular);
- Ya habían preparado o iniciado la documentación necesaria;
- Fueron afectados por la suspensión de turnos después de la entrada en vigor de la nueva ley.
Cada caso debe analizarse individualmente, con base en las pruebas y la línea de descendencia, pero existen fundamentos concretos y legítimos para impugnar la injusticia sufrida.
Conclusión: el derecho a la ciudadanía no puede borrarse por la demora del Estado
La ciudadanía italiana es mucho más que un documento: es parte de la historia, la identidad y las raíces de cada familia.
Por eso, es inaceptable que quienes hicieron todo correctamente, siguiendo las reglas establecidas, pierdan su derecho solo porque el consulado no actuó a tiempo.
La buena fe, el esfuerzo y el cumplimiento de las normas deben ser respetados.
Y cuando el Estado falla, la vía judicial es el medio legítimo y justo para restablecer ese derecho.
El acompañamiento jurídico adecuado marca la diferencia
Si usted estaba inscripto en la fila del consulado italiano y fue sorprendido por la suspensión de los turnos o por la nueva ley, sepa que existen alternativas posibles.
El equipo de Mangata Avvocati trabaja con abogados italianos especializados, acompañando cada caso con atención y una estrategia jurídica personalizada.
Contáctenos para evaluar su situación y conocer qué caminos aún pueden garantizar su derecho a la ciudadanía italiana.
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